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Comentario de la Parashá Shemot: Matías




Ante nada, dejadme destacar el honor que significa para mí ser el primero en formar parte de esta serie de comentarios de la Parashá. Es una iniciativa admirable y que estoy seguro nos enseñará mucho a todos.


La Parashá de esta semana se llama Shemot. Es literalmente los primeros minutos de 'El Príncipe de Egipto': La madre de Moishe coloca a su hijo en un canasto y lo deja en el río. El pequeño Moishe es encontrado por la hija del faraón, quien decide criarlo como a su propio hijo.

La Parashá cuenta como unos años más tarde, al presenciar el maltrato de un egipcio a un hebreo, Moishe mata al primero. Asustado, huye al desierto y se queda a vivir allí. Sin embargo, D'os se le aparece en forma de una zarza que arde, y le indica que es responsable de liberar a su pueblo del faraón. Moishe se ve obligado a volver para cumplir su misión.


Y la verdad que se pueden sacar muchos aprendizajes, preguntas y debates de esta historia. Sin embargo, quiero centrarme en la misión de Moishe. Él es quien tiene que salvar al pueblo hebreo. Aunque no quiera, aunque intente escapar al desierto, él es el líder que tiene que liberarlos. Y eso me hizo pensar en que uno no siempre elige ser un líder. A veces uno hace todo lo posible para serlo, pero otras veces a uno le toca sin quererlo. Parecido a Jack Shepard en LOST, quién no quiere liderar al grupo, pero es el grupo quién lo nombra líder.


Esto me recordó a una sesión en la que participé este verano, en el que tuvimos que discutir sobre valores judíos que nos identifican. Era una especie de juego de cartas en el que teníamos que convencer a nuestros compañeros de un valor en concreto. Y para esta misión, a mí me llamó la atención una carta que decía: "En un sitio donde no haya un Mensch... Sé el Mensch!". En Yiddish, un Mensch es una persona buena, justa. Y eso me pareció muy interesante. Es decir, que si en algún momento nos encontramos en una situación injusta, tenemos que ser nosotros los que alcemos la voz.


Eso me hizo pensar. Lo he pensado muchas veces desde este verano. Aunque uno no siempre quiera ser el líder; aunque uno no quiera ser el que alce la voz; si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará.

Así que este Shabbat, les invito a reflexionar sobre esto. A ser líderes cuando haya que serlo. Y a dejar liderar a otros cuando sea necesario. Así que sé un Mensch cuando no haya nadie más. Shabbat Shalom!

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