El área cultural que se desarrolla a lo largo del Mar Mediterráneo tiene y comparte muchos rasgos comunes entre los pueblos y las culturas que se encuentran en las regiones bañadas por sus aguas. Una de estas características comunes son los olivos, árboles de aceitunas a partir de los cuales producimos aceite. En nuestro planeta encontramos más o menos veintiuna áreas donde se produce aceite, trece de estas se encuentran en el área del Mediterráneo.
La oleicultura comenzó hace siete mil años y se extendió por toda la cuenca mediterránea. Esto contribuyó a hacer del olivo y sus derivados algunos de los productos más utilizados y valorados entre las culturas con las cuales entró en contacto, siendo utilizado en prácticas de vida diaria y sagradas. El aceite y la cultura del olivo se pueden encontrar a lo largo de toda el área del Norte de África y Oriente Medio (incluyendo Israel), y en la región mediterránea se produce más del 70% de todas las aceitunas mundiales.
En nuestra cultura judía también, el uso del aceite es fundamental y en la Parashá que vamos a leer este shabbat, la de Tzav, hay un uso particularmente sagrado.
La palabra olivo es mencionada cuarenta veces a lo largo de la Torah.
Es utilizado en algunas partes del Templo de Salomón, que han sido construidas con olivos. La primera vez que se habla del olivo es en Bereshit al final del Diluvio Universal. Según el profeta Jeremías, el olivo es el símbolo del Pueblo Judío, donde el árbol representa algunas cualidades como: belleza, fecundidad y exuberancia.
¿Y qué significa el aceite?
Todos conocimos el Milagro de Janucá y la duración de las velas, de aceite puro, por ocho días, aunque hubiera que terminar mucho antes.
La palabra aceite (en la Torah) es mencionada más de cien veces, según dos denominaciones: shemen y yizhar. Son interesantes los dos usos que se hacen del aceite, uno cotidiano y otro sagrado. Un ejemplo de uso cotidiano se encuentra en el libro de Devarim (32,13) donde el aceite es nombrado como uno de los productos de la tierra.
Si por un lado tenemos un empleo no religioso de este precioso don, su uso sagrado se puede encontrar a lo largo de los cinco libros de la Torah.
En la Parashá de Vayetze, el aceite es utilizado por Yacov en el momento de levantarse, después de haber soñado con las escaleras, los ángeles y haber hablado con Dios, quien le dice que su descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Yacov consagra, con aceite derramado sobre la piedra, el lugar donde durmió, a Dios, dándole el nombre de Bet-El, la casa del Señor.
Estos son solo algunos ejemplos en los cuales se utilizan el aceite y el olivo, entonces ¿Cuál es el uso sagrado de la Parashá de esta semana? En la parashá de Tzav, que significa "Comando", encontramos la descripción de tres diferentes sacrificios (Jatat, Asham y Shelamim) hechos por diferentes razones, la obligación del fuego del Mishkan que siempre tiene que ser aprendido y jamás se extinguirá, la prohibición de la sangre y, por último, la investidura de Aarón y de sus hijos (la investidura de los kohanim, que se prolonga por una semana en la cual se deben repetir todas las acciones que Moisés hizo el primer día).
En este momento aparece el aceite. El uso del aceite sagrado, ordenado por Dios, sirve para purificar primero los componentes del Templo y luego a los Kohanim, ellos y sus vestiduras. El aceite sagrado es uno de los componentes necesarios para consagrar a los sumos sacerdotes.
El aceite lleva consigo un valor tan purificador que sin él, Moisés no puede llevar a cabo el ritual de consagración de los Kohanim.
En el Salmo 133,3 hay una descripción de la consagración a través del aceite sagrado que desciende sobre el cuerpo de Aarón y se convierte en una joya de la comunidad:
"Es como aceite perfumado (shemen) sobre su cabeza, que desciende sobre su barba, la barba de Aarón, que desciende hasta los bordes de sus vestiduras, como el rocío que desciende del monte" (Sal 133,3).
¿Puede una cosa, en este caso el aceite, que aparentemente no tiene vida, enseñarnos algo?
En algunas regiones de Polinesia y Melanesia, hay cosas que toman la forma de un don que llevan consigo "un alma", un valor, una parte de la persona que hace la donación y están cargadas de energía. Una energía plena y poderosa, difícil de manejar, pero que permite extender el concepto de vida a cosas que aparentemente no la tienen. Hemos hecho una larga lista de funciones y usos en los que se emplean el aceite y el olivo; de hecho, dos cosas consideradas inanimadas tienen realmente una condición especial, renovadora, diferente, que permite darles un nuevo significado.
Así que inanimadas, evidentemente, o sin agencia no son. En la parashá de Tzav, el aceite es necesario para consagrar a Aarón y a sus descendientes. Con las debidas deferencias.
Si imaginamos el aceite como un don concedido a nosotros por Dios, la próxima vez que hagamos uso de él o tengamos la oportunidad de contemplar un olivo, recordemos los valores, símbolos, enseñanzas y diversos significados judaicos que en ellos se encierran.
Am Israel Chai.
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