Ya salieron de Egipto tras el milagro en el mar Rojo. Liderados por Moshe, los hijos de Israel acampan frente al Monte Sinaí. Dios los elige como su "nación santa", una nación de personas hechas a semejanza de Dios. El todopoderoso les otorga los diez mandamientos, entre los cuales está el de no matar.
Yitró, suegro de Moshe, ha venido con su hija, esposa de Moshe y madre de sus hijos al campamento frente al Monte Sinaí, tras oír los milagros que Dios ha hecho por el pueblo de Israel en Egipto. Dios ha liberado al pueblo de Israel, esclavo de los egipcios, abriendo las paredes del mar Rojo y dejando pasar a su “nación santa”. Dios ha castigado a los egipcios ahogándolos en el mar Rojo, los ha matado. Dios comparte los 10 mandamientos a su “nación santa”, entre los cuales está el de no matar.
“El fin justifica los medios”, la famosa frase de Maquiavelo, un experto en guerras y en conquistar tierras. Una parte de la canción de Arderia, de la cual soy el autor de la letra, dice: “No se habla de moral en tiempo de pasión”. En Egipto, el pueblo de Israel estaba ante una situación donde el instinto de matar llenaba los cuerpos de los egipcios. El pueblo de Dios estaba en peligro, y Dios asesinó a una parte del pueblo egipcio, a favor de la conservación del pueblo de Israel en el mar Rojo. Era matar o ser matado.
Una vez libres, el pueblo recibió los diez mandamientos por parte de Dios (normas para vivir, normas para la vida), entre los cuales está el de no matar. No muerte es igual a vida. Todo lo que sucede, sucede únicamente en la vida. Dios, otorgando este mandamiento, decide que el pueblo de Israel no será un pueblo que arranque la vida a nadie. En la muerte no hay tierra, no hay animales, no hay personas, no hay amor ni hay felicidad, en la muerte está la nada. Dios obligó delante del Sinaí a que su pueblo hiciese todo lo que Él les pedía. Dios les pidió vida y no la muerte.
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