'El sostén de mamá' - Edmée Pardo & Edgar Clement
‘El sostén de mamá’ y el lado más dulce de un cáncer
Es posible romantizar una situación cruel sin quitarle hierro. Es posible hacerlo sin caer
en la banalización. Es posible extraer su faceta más dulce. Y así lo refrenda el libro El
sostén de mamá, escrito por Edmée Pardo e ilustrado por Edgar Clement. Una obra que
desenmascara una enfermedad alejada de los niños y niñas. La acerca a ese público. El
sostén de mamá trata la relación entre una mujer que sufre cáncer de mama y su hija. Se
centra especialmente en el proceso de rehabilitación, y ofrece un resultado enternecedor.
La primera página abduce al lector o lectora. La protagonista -una niña de unos diez
años- se mira al espejo y explica que “tengo un cuerpo al que cada día se le hacen
nuevas formas. Me han crecido los pies, el pelo, y pronto usaré ropa como la de mamá”.
Un asombro ante los cambios corporales, con el que la persona que esté leyendo el libro
se sentirá identificada. Dos frases que construyen una ambientación necesaria para entrar
en su pellejo y submergirse en una narración sensibilizadora.
Pero antes de todo, autora e ilustrador aprovechan el hilo del cáncer de mama para aportar su granito de arena en la lucha por normalizar algo insólitamente mal visto en nuestra sociedad. Cuando la protagonista -aún desconocedora de la enfermedad- se sorprende del cambio de ropa interior de su madre, esta recuerda que “hay muchas formas de pechos y pezones”. Edmée Pardo introduce, pues, los pechos, y excluye el habitual tabú que se cierne en torno a ellos.
Y el ilustrador aporta la joya corona de este caso. En la misma página del pasaje expuesto, Clement dibuja doce pechos distintos. ¿Qué consigue con eso? Entre otras cosas, que las nuevas generaciones que consuman esta obra no vean los pechos como objetos sexuales, sino simplemente como partes del cuerpo.
Tras este paréntesis efímero pero necesario, llega ese contenido sensibilizador. Empieza el tratamiento. Y con él, una lección. Mediante el proceso de curación de la mujer, acompañada por su hija, el libro transmite la dureza de la vida. Y lo hace con un tono dulce. Romántico y optimista. “Ninguna persona está libre del riesgo del cáncer de mama, pero sí hay manera de tratarlo a tiempo y atender a quienes lo padecen”, reza la narración. Finalmente, la madre consigue vencer al cáncer.
El libro acaba prácticamente como empieza. Si en la primera página se nos presenta a la niña mirándose al espejo con unos ocho años de edad, en la última aparece la misma ya en la pubertad. Su cuerpo está en desarrollo. Sus pechos han crecido. Y tras recordar el valor que su madre le inculca -la importancia de cuidar su cuerpo-, la narración finaliza para dar paso a un glosario con vocabulario científico y relacionado con el cáncer de mama. Y acto seguido, el libro brinda una serie de testimonios de mujeres que lograron superar el mismo cáncer.
El sostén de mamá, por lo tanto, es un libro necesario y útil, que acerca a los niños y niñas una situación cotidiana pero poco tratada. El cáncer de mama existe, pero quizás se habla poco de él. O no lo suficiente. Y claro, solemos tener miedo a lo desconocido. Si no hablamos del cáncer de mama, significa que es algo desconocido. Y por ello, entre otros motivos, le tenemos miedo. Pero este libro lucha precisamente por dar a conocer el cáncer de mama a las nuevas generaciones. Para que lo respeten, pero no lo teman.
Son poco más de treinta páginas llenas de optimismo, que ayudan a conocer, a entender y a aceptar esta enfermedad. La trata con delicadeza y cariño. Unas páginas destinadas no solamente a hijos o hijas de mujeres que padezcan o hayan padecido el cáncer de mama. Sino a todos los niños y todas las niñas. Porque estas páginas también sensibilizan, y provocan que quien las lea se preocupe más por las personas de su entorno. Tal y como hace nuestra protagonista con su madre.